La competitividad es la capacidad de una empresa, grupo de empresas, país o región económica de vender bienes o servicios en un mercado, en relación a otras empresas, regiones o países que también buscan vender en el mismo mercado.
A la hora de elegir entre comprar un producto u otro, los consumidores evalúan muchos factores. Muchas de estas evaluaciones fácilmente visibles, como comparar precios. También pueden influir ciertos factores no tan visibles a primera vista, como recordar la marca del producto por haber visto una publicidad del mismo algún tiempo atrás.
Entonces, en muchos mercados, la competitividad no depende exclusivamente del precio del producto, sino también de otros factores, como la calidad, la disponibilidad y la imagen del producto.
La competitividad en precios es importante en mercados de bienes estandarizados y commodities. Mientras que la competitividad en otros factores es importante en mercados de bienes que se pueden diferenciar por calidad u otros aspectos. Ejemplos de los primeros mercados son el mercado de la soja y el mercado del petróleo. Ejemplos de los segundos son el mercado de automóviles o la ropa de marca.
A nivel internacional, la competitividad de los países es su capacidad para vender bienes en los mercados internacionales. El enfoque tradicional de la competitividad internacional afirma que la competitividad depende principalmente del tipo de cambio y de los costos laborales.
Tipo de Cambio: una moneda nacional depreciada hace que los productos nacionales sean mas baratos para el resto de los países, entonces, el país en cuestión tendría mas capacidad para colocar productos a nivel internacional.
Costos Laborales: mientras menores sean los salarios a nivel local, mas posibilidades tendrían las empresas de vender sus productos a precios mas bajos que la competencia internacional, que debe afrontar salarios mas elevados.
El caso de China: La competitividad internacional de China depende en gran parte de estos dos factores: China mantiene artificialmente devaluada su divisa, el Yuan; y también tiene costos laborales muy bajos. Hay que mencionar que desde el año 2007, los salarios en China vienen aumentando rápidamente y la política China se está comenzando a enfocar mas en aumentar la demanda interna.
La productividad de un país se mide por el valor de los bienes y servicios producidos por unidad de recursos. Un país con elevada productividad puede pagar salarios elevados a sus trabajadores, elevados retornos al capital y al mismo tiempo mantener el valor de su moneda. A largo plazo, una elevada productividad eleva la calidad de vida de las personas.
Para lograr competitividad a largo plazo, los gobiernos se debe enfocar en aumentar la productividad, lo que se logra teniendo en cuenta aspectos macroeconómicos como microeconómicos. Muchas medidas para aumentar la productividad pueden ir en contra de disminuir los costos laborales y devaluar la moneda de un país. La competitividad se ve influenciada por muchísimos factores, como la educación, la infraestructura (trenes, autopistas, etc.), la estabilidad económica, la confianza en las instituciones, los mercados financieros, etc.
El bienestar de los habitantes de una nación no depende exclusivamente de su competitividad internacional, sino también de la productividad del sector de bienes y servicios no transables.
Si miramos mas allá del enfoque tradicional de la competitividad, observamos que el logro de la competitividad es a largo plazo y se compone de gran cantidad de medidas articuladas que se deben mantener en el tiempo, a pesar de los cambios de gobierno y de los avatares de los ciclos económicos. Cuestiones macroeconómicas como una política monetaria y fiscal estable, la confianza en las instituciones legales son condiciones necesarias pero no suficientes para lograr competitividad en el largo plazo. La mayor parte de la riqueza de los países es creada a nivel microeconómico. Los países se deben enfocar no sólo en los aspectos macroeconómicos, sino también en los fundamentos microeconómicos que permitan la generación de riqueza por parte de las empresas de ese país.
La competitividad es la capacidad de colocar bienes o servicios en los mercados. A nivel empresa, influyen muchos factores además del precio, como son la calidad y la imagen que tienen los consumidores del producto en cuestión. A nivel país, la competitividad a corto plazo se vé influenciada por el tipo de cambio y los costos laborales. Un enfoque global tiene en cuenta la productividad del país. Para lograr mayor productividad hay que tener una política estable en el tiempo que se enfoque en lograr aumentar la eficiencia en el uso de los recursos, teniendo en cuenta muchos factores, tanto microeconómicos como macroeconómicos. Una mayor productividad logrará aumentar el bienestar de las personas. Una política enfocada en disminuir los costos laborales y depreciar la divisa, no será el camino óptimo para aumentar el bienestar de la población en el largo plazo.
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